
Nos encontramos con un pueblo volcado con la organización de su carrera; , ya sea en los numerosos avituallamientos, animando a los participantes o tocando en diferentes orquestas repartidas a lo largo del recorrido.
Como es habitual en la mayoría de carreras en Francia y el País Vasco, está carrera no deja a nadie indiferente.
De entre las 3 opciones escogí para correr la de 27Km teniendo está algo más de desnivel y la parte de las crestas, que da nombre a la carrera.
El sábado; después de desayunar y coger las bolsas con todo lo que necesitábamos para la carrera y ropa de recambio; nos vamos en diferentes coches hacía Espelette donde pasaríamos todo el día.
Al llegar a Espelette, lo primero que hacemos es ir a buscar los dorsales que ya tiene Mónica preparados, como las carreras tenían diferentes horarios de salida; la más temprana la de 27km, que empezaba a las 15:30h; y teníamos que comer unos antes y otros más tarde, nos separamos quedando de nuevo para la entrega de premios.
Vamos haciendo tiempo, visitando Espelette hasta que llega la hora de cambiarnos e ir a la salida. Cuando llegamos ya hay mucha gente preparada; nos vamos metiendo como podemos intentando colocarnos lo más adelante posible.

Continuo subiendo, a un ritmo constante, no puedo ver la cima porque la cubre la niebla, de repente entro en un bosque, que con la niebla parece sacado de algún libro de fantasía, saliendo del bosque queda un poco de subida donde con la ayuda de las manos consigo llegar hasta la cima del Mondarraín 750m, donde hay otro avituallamiento; me encuentro bien de fuerzas y decido continuar sin pararme mucho; un poco de bajada y se vuelve a coger un tramo de pista, hasta el collado de Usarte, donde por caminos entre prados llego al punto más alejado de la carrera collado de Zucuta, punto fronterizo entre Francia y España.

Después de una bajada bastante larga llego a la cabaña de los cazadores, donde hay otro avituallamiento; (ya he perdido la cuenta de los que he pasado); pasado el collado de Tríos Croix, se sube hasta la última cima de la carrera; Errebi 580m; a partir de aquí todo es bajada.
Llevo un buen tiempo; para poder hacer 2h30’, decido entonces apretar un poco más; ya que el terreno lo permite; un poco de camino con algún repechón hace que tenga que forzar la máquina y disminuya el ritmo, a lo lejos se divisa Espelette.
No me queda mucho unos 6 Km. que parecen que van a ser de pista y asfalto (por una parte me alegro, pero se que se van hacer muy largos) ; continuo bajando lo más rápido posible, tengo la sensación que no voy a llegar aunque continuo intentando ir adelantando a más corredores una forma de evadirme de mi propio cansancio; cruzo el puente de Espelette en la pequeña bajada que hay me entran dos calambres musculares simultáneos en los dos isquios, me paro un poco y continuo ahora algo más lento, entro en el pueblo; en las calles mucha gente animando, esto me da un poco de ánimos para hacer el último esfuerzo; 2 kilómetros al sprint con otros tres corredores hasta la meta, que cruzo en 2h19.
Después de juntarnos con todo el equipo de nuevo e ir a ver la entrega de premios donde conseguimos el tercer puesto como equipo; tocaba recuperar fuerzas; con una buena cena que la organización tenia preparada para los más de 2.000 asistentes entre corredores y acompañantes; la cena era una autentica fiesta, que duro hasta altas horas de la madrugada.

El domingo antes de volver a Barcelona pudimos presenciar uno de los deportes típicos de la región la fuerza basca; de la cual fuimos participes en una de las pruebas.